miércoles, 11 de febrero de 2015

EL PODER DE LA ATENCIÓN

LA ATENCIÓN

Cuando hemos tenido la oportunidad de ver de cerca a un jaguar en su propio hábitat, es fabuloso observar cómo se mueve con gran agilidad y precisión increíble, salta de un lugar a otro y, lo más interesante es apreciar como todo en él expresa armonía y perfección. Cuando uno ve de frente sus ojos, en ese momento percibes una energía especial que atraviesa todo tu ser. Enfrentarlo cara a cara, sentir y percibir su energía, es maravilloso.

El estado de atención se necesita cuando se quiere comprender los diferentes procesos de la psiquis. La atención solamente existe cuando en nuestro interior hay interés. Ponemos nuestra atención cuando algo nos interesa y esto lo saben muy bien los publicistas, de aquí la lucha de hacer propagandas con diferentes mensajes para llamar la atención de las personas.

Vivir por vivir, comer por comer, nada tiene sentido sino lleva de por medio un interés.

Por lo general, lo más común entre los seres humanos es vivir en estados de inatención, la misma que embrutece y embota la mente, la vuelve perezosa y reaccionaria. La atención requiere de una mente viva y dinámica.

Donde pongamos la atención allí pondremos la conciencia, el Ser.

No debemos poner la atención en cosas que no tienen sentido, mas bien, llevemos toda nuestra atención al interior de nuestra psiquis con el único propósito de aprender.

Solamente viviendo en estado de atención vivimos el presente, el ahora.

Si en realidad queremos comprender nuestras debilidades, frustraciones, limitaciones y traumas interiores, basta poner un poco de atención a lo que ocurre en nuestra psiquis. Hay personas que viven pensando una cosa y haciendo otra totalmente opuesta a lo que sintieron y pensaron, llevándolos esto a un grado de frustración.

La atención es acción inmediata, es comprensión, reflexión, meditación que hace expandir el estado de Ser (Dios). Viviendo el momento, estando atento en lo que sentimos y pensamos, estamos día a día en contacto con nuestro Dios interior. Bebiendo de la eterna fuente de la sabiduría divina, nos convertimos en discípulos y maestros de sí mismos, sacamos de nuestro Dios interior la enseñanza que necesitamos para ir adelante en este eterno peregrinar al todo, Absoluto, Dios. 

La mente necesita ante todo, cambiar su estructura, su esencia. La mente como se desenvuelve en el ser humano actualmente, no podría servir para alguien que desea en verdad la superación interior.

La mente en la mayoría  de las personas vive en el pasado, en el ayer; esto quiere decir que vivimos recordando, pensando lo que ya vivimos, no se piensa en lo que no se ha vivido, solamente pensamos en lo que ya vivimos. La mente se ha educado para sostenerse en el conocimiento intelectual que es acumulación de teorías, que en el fondo constituyen la estructura de la memoria.

Una mente inatenta es aquella que escucha partiendo de una conclusión, opinión o bien, siempre está impaciente por llegar a algo. Las mentes de las personas cuando ven o escuchan a un tercero, automáticamente lo están comparando con su experiencia, con sus éxitos, con sus formas estrechas de pensamiento, una mente así llena de ansiedades y prejuicios no puede "SER". Donde esté la atención, allí está la conciencia, Dios.

Es necesario e importante aprender a estar despierto o vivir en estado de atención. Para esto se necesita saber ver y escuchar sin pensar; estar atento o vivir en atención es un arte, es tener la conciencia de Dios, es ser, es dios viendo por los ojos del hombre, o Dios escuchando por los oídos del hombre; Dios el Poder Supremo, el Creador de Universos vive en un eterno ahora, en un eterno presente, por eso solamente la mente que aprenda a vivir en el presente puede percibirlo, comprenderlo y llenarse de El (Dios).

La forma más elevada de pensar es no pensar. No pensar es vivir en atención. Ver y escuchar sin pensar es estar consciente, despierto y solamente los verdaderos iniciados están experimentando el despertar de la conciencia que es igual a la Ascensión.



Cuando llega el silencio mental interior, no provocado sino por la comprensión de Ser, en ese silencio interior surge una nueva comprensión que no es intelectual.

En ese momento somos (Dios) y es bueno entender que el ser (Dios) se encuentra fuera del tiempo y del espacio, es importante que todos entendamos la importancia de vivir en atención.

Vivir en Atención de nuestro cuerpo y mente es entrar en otro universo, es vivir de una manera diferente, es sentir la vida con otro sabor para dejar de ser del montón; atención para sensibilizarnos y así humanizarnos. nadie podría sentir el dolor ajeno si antes no ha captado su dolor interior.

Viviendo en atención la vida se vive con profundidad; es cabalgar libremente entre la espesa selva de la muchedumbre, es estar en medio de miles de personas y estar solo, solo consigo mismo.

Cuando se vive en atención se comprende sus propias debilidades, miedos y temores.

Es mejor comprenderse a sí mismo que buscar cómo dominar a terceros.

La atención es un estado de Ser. La intuición aflora libre y espontánea en aquellos que viven en atención, el intelecto deja de ser un sufrimiento para pasar a ser una bendición.

No hay que buscar la atención, simplemente cuando hagamos algo, si observamos algo hagámoslo con atención. Atención es Ser (Dios) y Ser es sentir y afirmar "Yo Soy Dios es Acción", "Yo Soy la inteligencia que gobierna la mente y el cuerpo". La atención (Dios) es la energía que nos impulsa hacia adentro y hacia arriba.

ATENCIÓN CONCIENCIA =  SER =  DIOS =  ESTAR =  YO SOY

El hombre jaguar vive en estado de atención; él no se duerme en vaguedades. El hombre jaguar es grande porque él ES (Dios) y ES porque vive en atención.

Como dijo el Maestro de Maestros, Jhasua "Buscad el reino de Dios que todo se dará por añadidura".

Mientras más dirijas tu atención al corazón y te absorbas en el agradable recuerdo de tu YO SOY DIOS, tanta más receptividad desarrollarás y sentirás que YO SOY DIOS está dentro de ti y que tú estás en él.

El Yo Soy de cada uno de los seres humanos que vive y palpita en el corazón, es lo que se llama la divinidad, Dios, que en este momento el hombre tiene olvidado porque está fascinado con las cosas externas que le presenta el mundo. El ser humano está preocupado por su equipo favorito de fútbol, de cuánto va a ganar y tener dentro de 10 años, cuál es el nuevo estilo que dictará la próxima moda, qué piensan de él sus vecinos, etc.


(Este artículo está sacado de la revista Espacio Humano)