miércoles, 24 de junio de 2015

NECESIDADES VITALES. ILUSIÓN

NECESIDADES VITALES
 
ILUSIÓN


¿De qué está hecha la ilusión? Es lo más preciado; sin ella nada es suficiente y no hay motivación. Es sinónimo de creer en la bondad, de lo que se tiene y de lo que está por venir. Con ella la perfección se vuelve innecesaria, porque la mirada del que espera lo mejor salva los obstáculos necesarios para poder seguir teniendo fe. Cuando hay fe hay confianza y es posible la entrega. Está bien denostar la fe cuando se la exige ciega, pero si le dejas a una persona sin ella se ahoga en su razón. Y es que no nos bastan nuestros pensamientos; necesitamos estar enamorados, y a ser posible de la vida.
Para amar nuestras vidas estas tienen que tener proyectos que les den sentido; debemos encontrar la manera de crearlos y creer en ellos, de cuidarlos para que crezcan y generen a su vez nuevos proyectos. La felicidad tiene bastante que ver con olvidarse de conseguirla y centrarse en aquello que saca lo mejor de nosotros mismos. Podemos aprovechar nuestras circunstancias, sean cuales sean, para construir algo mejor, para ser mejores. No debemos olvidar que nuestra naturaleza humana es creadora y creativa, no consumista y pasiva. Son tantas las noticias y anuncios que absorbemos, que nos vemos tentados de quedarnos en la queja y el desaliento, esperando en nuestras casas que lleguen tiempos mejores. Vivimos en la cultura de la excusa cuando la clave está en descubrir qué podemos hacer, por pequeño que esto nos parezca. La queja es el cáncer del psiquismo porque nos ancla en la impotencia.
Ser fieles a nuestros objetivos nos encamina a la autorrealización, y aunque esta sea una utopía inalcanzable, nos proporciona una experiencia única de satisfacción y solidez. Sin embargo, muchas veces las cosas no resultan como planeamos, la propia vida nos saca del camino que nos habíamos marcado, en esos momentos hay implícita una pregunta que nos vemos obligados a responder. "¿qué reclama esta situación de mi y qué voy a hacer al respecto?
A pesar de que no somos libres de nuestros condicionantes, sí podemos elegir tener una actitud que nos haga sentir orgullosos y buenos para los demás. Inevitablemente desearíamos que alguna cosas no sucedieran, quisiéramos renegar de la realidad, pero vivimos en ella, no podemos abandonarla. Nos vemos obligados a encontrar la manera de seguir queriendo la vida bajo cualquier circunstancia; es sin duda un reto muy grande para unos corazones tan pequeños, ¡pero el ser humano se ha caracterizado siempre por su ingenio!
Todos podemos lamentarnos: a todos nos han decepcionado o dañado de alguna forma. Es importante no perder demasiado tiempo dándole vueltas a lo que ya no tiene remedio y darse cuenta de que aunque haya cosas que ya no son posibles hay otras muchas que aun lo siguen siendo. Mi futuro no está determinado por mi pasado sino por las decisiones que tomo hoy. Una psicoterapia profunda tiene como uno de sus objetivos principales ayudar a las personas a deshacerse de sus obsesiones por "lo que fue" o "podría haber sido" y animarles a vivir un presente mejor. Es decir, ponerles en contacto con su auténtica libertad, la que hace que hoy sea algo distinto. Aunque muchas veces no lo sintamos así, tenemos una gran libertad para crear aquello en lo que creemos, pero esto solo es posible si nos comprometemos y perseveramos a la hora de hacerlo.
El compromiso da fuerza a nuestras ilusiones y requiere al menos de un par de valores que han caído en desuso; honestidad y coraje. Vivir perpetuamente distraídos o atareados nos impide responsabilizarnos del mundo que nos rodea y de nuestra propia vida. Vivimos demasiado deprisa, con pocos momentos para evaluar seriamente si estamos eligiendo el camino adecuado. Es crucial que no nos neguemos a afrontar nuestras desdichas y nuestras "culpas" y encontremos la forma de superarlas y repararlas, mañana siempre puede ser tarde.
Muchos problemas de autoestima derivan de estar viviendo una vida sin rumbo en la que no se encuentra ningún verdadero motivo de orgullo personal. No hay nada que haga más feliz al ser humano que sentirse bueno y amado; urge que esto en lugar de motivo de queja o explotación vuelva a a ser algo admirado socialmente y buscado por todos.
La vida es además para los valientes. Si lo piensas siempre estamos a punto de perrderlo todo; es lógico que estemos tantas veces asustados. Ser valiente implica que actúas a pesar del miedo y no solo porque tienes las razones adecuadas para hacerlo sino porque te dejas llevar por tu corazón. Y no lo piensas tanto.
A la vez para cualquier cosa que nos propongamos es de gran ayuda estar abiertos a los cambios de rumbo y no saber demasiado para que nunca nos abandone la curiosidad. Estar dispuestos a revisar nuestras creencias y escuchar lo que los otros nos dicen, debe combinarse con ese corazón espontáneo y ciego que nunca se entiende completamente. Seguir los consejos de los demás puede ser la mejor forma de perderse o de encontrarse, resulta del todo imprevisible. Cada relación humana es una aventjura que no sabes hasta dónde te llevará.
A veces hay que hacer una gran silencio o encontrar a alquien que verdaderamente escuche para conectar con nuestros más profundos sentimientos. Es "el hogar del alma", donde residen nuestros sueños y nuestras ilusiones, donde habira el niño que fuimos y que está dispuesto a seguir creyendo que la vida es una hermosa oportunidad. En ocasiones solo un fino hilo nos une a esa fuente de vitalidad; nuestras decisiones deberían ir orientadas a no perderlo y hacerlo cada día más fuerte.

miércoles, 11 de febrero de 2015

EL PODER DE LA ATENCIÓN

LA ATENCIÓN

Cuando hemos tenido la oportunidad de ver de cerca a un jaguar en su propio hábitat, es fabuloso observar cómo se mueve con gran agilidad y precisión increíble, salta de un lugar a otro y, lo más interesante es apreciar como todo en él expresa armonía y perfección. Cuando uno ve de frente sus ojos, en ese momento percibes una energía especial que atraviesa todo tu ser. Enfrentarlo cara a cara, sentir y percibir su energía, es maravilloso.

El estado de atención se necesita cuando se quiere comprender los diferentes procesos de la psiquis. La atención solamente existe cuando en nuestro interior hay interés. Ponemos nuestra atención cuando algo nos interesa y esto lo saben muy bien los publicistas, de aquí la lucha de hacer propagandas con diferentes mensajes para llamar la atención de las personas.

Vivir por vivir, comer por comer, nada tiene sentido sino lleva de por medio un interés.

Por lo general, lo más común entre los seres humanos es vivir en estados de inatención, la misma que embrutece y embota la mente, la vuelve perezosa y reaccionaria. La atención requiere de una mente viva y dinámica.

Donde pongamos la atención allí pondremos la conciencia, el Ser.

No debemos poner la atención en cosas que no tienen sentido, mas bien, llevemos toda nuestra atención al interior de nuestra psiquis con el único propósito de aprender.

Solamente viviendo en estado de atención vivimos el presente, el ahora.

Si en realidad queremos comprender nuestras debilidades, frustraciones, limitaciones y traumas interiores, basta poner un poco de atención a lo que ocurre en nuestra psiquis. Hay personas que viven pensando una cosa y haciendo otra totalmente opuesta a lo que sintieron y pensaron, llevándolos esto a un grado de frustración.

La atención es acción inmediata, es comprensión, reflexión, meditación que hace expandir el estado de Ser (Dios). Viviendo el momento, estando atento en lo que sentimos y pensamos, estamos día a día en contacto con nuestro Dios interior. Bebiendo de la eterna fuente de la sabiduría divina, nos convertimos en discípulos y maestros de sí mismos, sacamos de nuestro Dios interior la enseñanza que necesitamos para ir adelante en este eterno peregrinar al todo, Absoluto, Dios. 

La mente necesita ante todo, cambiar su estructura, su esencia. La mente como se desenvuelve en el ser humano actualmente, no podría servir para alguien que desea en verdad la superación interior.

La mente en la mayoría  de las personas vive en el pasado, en el ayer; esto quiere decir que vivimos recordando, pensando lo que ya vivimos, no se piensa en lo que no se ha vivido, solamente pensamos en lo que ya vivimos. La mente se ha educado para sostenerse en el conocimiento intelectual que es acumulación de teorías, que en el fondo constituyen la estructura de la memoria.

Una mente inatenta es aquella que escucha partiendo de una conclusión, opinión o bien, siempre está impaciente por llegar a algo. Las mentes de las personas cuando ven o escuchan a un tercero, automáticamente lo están comparando con su experiencia, con sus éxitos, con sus formas estrechas de pensamiento, una mente así llena de ansiedades y prejuicios no puede "SER". Donde esté la atención, allí está la conciencia, Dios.

Es necesario e importante aprender a estar despierto o vivir en estado de atención. Para esto se necesita saber ver y escuchar sin pensar; estar atento o vivir en atención es un arte, es tener la conciencia de Dios, es ser, es dios viendo por los ojos del hombre, o Dios escuchando por los oídos del hombre; Dios el Poder Supremo, el Creador de Universos vive en un eterno ahora, en un eterno presente, por eso solamente la mente que aprenda a vivir en el presente puede percibirlo, comprenderlo y llenarse de El (Dios).

La forma más elevada de pensar es no pensar. No pensar es vivir en atención. Ver y escuchar sin pensar es estar consciente, despierto y solamente los verdaderos iniciados están experimentando el despertar de la conciencia que es igual a la Ascensión.



Cuando llega el silencio mental interior, no provocado sino por la comprensión de Ser, en ese silencio interior surge una nueva comprensión que no es intelectual.

En ese momento somos (Dios) y es bueno entender que el ser (Dios) se encuentra fuera del tiempo y del espacio, es importante que todos entendamos la importancia de vivir en atención.

Vivir en Atención de nuestro cuerpo y mente es entrar en otro universo, es vivir de una manera diferente, es sentir la vida con otro sabor para dejar de ser del montón; atención para sensibilizarnos y así humanizarnos. nadie podría sentir el dolor ajeno si antes no ha captado su dolor interior.

Viviendo en atención la vida se vive con profundidad; es cabalgar libremente entre la espesa selva de la muchedumbre, es estar en medio de miles de personas y estar solo, solo consigo mismo.

Cuando se vive en atención se comprende sus propias debilidades, miedos y temores.

Es mejor comprenderse a sí mismo que buscar cómo dominar a terceros.

La atención es un estado de Ser. La intuición aflora libre y espontánea en aquellos que viven en atención, el intelecto deja de ser un sufrimiento para pasar a ser una bendición.

No hay que buscar la atención, simplemente cuando hagamos algo, si observamos algo hagámoslo con atención. Atención es Ser (Dios) y Ser es sentir y afirmar "Yo Soy Dios es Acción", "Yo Soy la inteligencia que gobierna la mente y el cuerpo". La atención (Dios) es la energía que nos impulsa hacia adentro y hacia arriba.

ATENCIÓN CONCIENCIA =  SER =  DIOS =  ESTAR =  YO SOY

El hombre jaguar vive en estado de atención; él no se duerme en vaguedades. El hombre jaguar es grande porque él ES (Dios) y ES porque vive en atención.

Como dijo el Maestro de Maestros, Jhasua "Buscad el reino de Dios que todo se dará por añadidura".

Mientras más dirijas tu atención al corazón y te absorbas en el agradable recuerdo de tu YO SOY DIOS, tanta más receptividad desarrollarás y sentirás que YO SOY DIOS está dentro de ti y que tú estás en él.

El Yo Soy de cada uno de los seres humanos que vive y palpita en el corazón, es lo que se llama la divinidad, Dios, que en este momento el hombre tiene olvidado porque está fascinado con las cosas externas que le presenta el mundo. El ser humano está preocupado por su equipo favorito de fútbol, de cuánto va a ganar y tener dentro de 10 años, cuál es el nuevo estilo que dictará la próxima moda, qué piensan de él sus vecinos, etc.


(Este artículo está sacado de la revista Espacio Humano)

domingo, 23 de febrero de 2014

Terapia espiritual: curación para el alma

Terapia espiritual:

curación para el alma

 
 
Definimos la terapia espiritual como un tratamiento de los padecimientos humanos que afectan a nuestra capacidad innata para afrontar y resolver los problemas de significados y valores.
Una vez somos capaces de curar los males que afectan a nuestra alma, podemos conocer profundamente, desarrollar y expresar en el mundo nuestro ser verdadero y los valores que le acompañan, comprometernos con ello y asumir las responsabilidades que nos correondan.
Las personas somos, esencialmente, seres espirituales. Nuestro cuerpo es, por lo tanto, la realización y la expresión material de nuestro espíritu y éste es la parte esencial de nuestra materia. Todo lo bueno y lo que no lo es tanto, está realizado por seres espirituales con experiencia humana temporal.
 
El espíritu es nuestro tercer ojo, el ojo que todo lo ve y que, como consecuencia, percibe la profunda y perenne conexión de todos los seres con todo lo demás y con el Ser Absoluto.
Espíritu y materia, materia y espíritu, están tan íntima y profundamente relacionados que no pueden existir ni avanzar por separado.
 
Asumir y amar nuestra espiritualidad implica aceptar que todas las situaciones, relaciones y asuntos de nuestra vida, encierran un profundo significado y un profundo sentido, una enseñanza imprescindible para nuestro crecimiento y nuestra maduración, necesarios para abrir todos nuestros sentidos: visibles e invisibles, disponiéndonos a recibir cuanto llegue y a responder de la forma más inteligente y amorosa que podamos.
 
Aceptar que somos espíritu, amor puro y genuino, es adquirir autoconciencia, es decir: la conciencia de que hemos sido creados a imagen y semejanza del Espíritu Universal Absoluto: Dios, Yavhé, Alá...
Sentir esto con toda la viveza de que seamos capaces es ya un acto curativo, a partir del cual podremos transformarnos y, al hacerlo, transformar cuanto nos rodea contemplándolo con unos ojos nuevos, puros e inocentes como los de un niño.
 
El espíritu es nuestro propio Yo. Ese Yo existe más allá del espacio y del tiempo, nos acompaña por donde quiera que vayamos, sólo es preciso que lo admitamos y confiemos en ello plena y profundamente. Al conseguirlo, sentimos que nuestros pasos son guiados por algo más fuerte, amplio y  poderoso que nosotros mismos, perdemos el miedo y avanzamos en armonía y flujo con el Universo, danzando continuamente con la realidad.
 
La salud espiritual es un estado del ser pleno y total, centrado en sí mismo y relacionado a la vez con el centro de los demás seres y del Universo; un ser en permanente estado de relación, unidad, receptividad, aceptación, agradecimiento, amistad, armonía, equilibrio, paz, amor, luz, desarrollo, realización, evolución..., flexible y abierto, cultivando todos y cada uno de sus centros: físico, psíquico, emocional, social y espiritual, conservando siempre la unión con el núcleo del ser y con la Gracia Universal presente en todos los rincones.
 
LLegar a esa plenitud del ser es alcanzar la iluminación. Iluminación a la que sólo podemos llegar individualmente, a través del desierto de nuestra sombra, de nuestros monstruos, de nuestra parte más animal y menos humana, que existe por alguna razón y que contiene un inmenso potencial de energía sanadora si sabemos aceptarla, amarla, asumirla y aprovecharla para adentrarnos en nuestra profundidad más escondida y rechazada, precisamente en ese lugar en el que no existen la maldad ni la bondad porque todo es luz, armonía, paz y amor. Sólo si somos capaces de atravesar ese desierto y de abrazar a cuantos monstruos nos encontremos por el camino como si fueran nuestros grandes amigos, porque en realidad lo son, podremos llegar al Paraíso del Ser Infinito y Amoroso que siempre hemos sido.
 
 
(Este artículo es de la Psicóloga Mª Dolores Sánchez Villacañas)